Estimados sibaritas, hace unos cuantos años, allá
por el 1997, estábamos en compañía de unos amigos en el anónimo parque de un polideportivo municipal, por aquel entonces nuestro lugar de reunión habitual, al aire libre, imagen familiar para muchos adolescentes de los 90. Rodeados por nuestros flamantes y customizados Vespinos, cual cow boys rodeados de sus fieles caballos, habíamos adquirido el, entonces, último álbum de uno de nuestros grupos gallegos preferidos los Siniestro Total. Se trataba de su trabajo “Cultura Popular" y, mientras con la curiosidad que da la novedad observábamos la portada y los contenidos que incluía el formato cd del álbum, nos llamó especialmente la atención un divertido manifiesto que aparecía en alguna parte del mismo. Recuerdo que lo leí con curiosidad y con media sonrisa en la cara, divertido y a la vez totalmente de acuerdo con lo que leía...
He aquí un fragmento de aquel manifiesto de los tremendos Siniestro:
“Y que nadie se llame a engaño: la Alta Cultura es una
forma de prostitución como otra cualquiera. […] ¿No se arrastraban Mozart o
Beethoven cual gusanos por unas viles migajas del pastel palaciego? Además,
¿por qué tenemos que disfrutar con la música que escuchaba la aristocracia
centroeuropea del siglo XVIII mientras nuestros antepasados vivían en la
miseria, eran analfabetos y rara vez llegaban a los treinta?”
¡A la mierda con la Deutsche Grammophon!
Nuestros nietos más horteras
comprarán, con toda seguridad, el CD Adagio Stockhausen II en la Navidad del
2.049. Pero, ¿qué hicimos nosotros para conseguir montar este espectáculo
multifobia que es CULTURA POPULAR?
¡Nuestros labios están sellados y no pensamos hablar! (¿habrá sexo de por medio?)
¡Nuestros labios están sellados y no pensamos hablar! (¿habrá sexo de por medio?)
La música es la savia de la
comunidad y mantiene la fuerza de la resistencia. Y entendemos por comunidad a
todos aquellos que, donde quiera que estén, comprendan que la familia, el
municipio, el sindicato, son sustituíbles por el burdel, el barrio y la
barricada.
CULTURA POPULAR es, en la
práctica, auténtico quintacolumnismo musical. ¡No cantéis: el enemigo os
escucha! Pero, por la misma razón, estamos dispuestos a dejarnos sobornar y así
traicionar a cuanto purista se nos ponga por delante.” [1]
Pasadas unas cuantas primaveras, algunas
de las convicciones que teníamos respecto a aquel manifiesto han cambiado y
ahora nos encontramos en la complicada, casi esquizofrénica, tesitura de hacer una crítica de aquello
que decían nuestros admirados Siniestro y que por supuesto respaldaba nuestro “yo” de hace
17 años. Y es que aquí y ahora vamos a hablar positivamente de esa música que
“escuchaba la aristocracia centroeuropea del siglo XVIII” pero sin renunciar a
ese “quintacolumnismo musical” del que habla el manifiesto, porque defendemos
que todo ello es posible. Para tal fin, y alguna que otra cosa más, vamos a
aprovechar una invitación, la que hacía el maestro Leonard Bernstein en su
programa Young People´s Concerts.
¿Qué, se apuntan?