Estimados sibaritas, hace unos cuantos años, allá
por el 1997, estábamos en compañía de unos amigos en el anónimo parque de un polideportivo municipal, por aquel entonces nuestro lugar de reunión habitual, al aire libre, imagen familiar para muchos adolescentes de los 90. Rodeados por nuestros flamantes y customizados Vespinos, cual cow boys rodeados de sus fieles caballos, habíamos adquirido el, entonces, último álbum de uno de nuestros grupos gallegos preferidos los Siniestro Total. Se trataba de su trabajo “Cultura Popular" y, mientras con la curiosidad que da la novedad observábamos la portada y los contenidos que incluía el formato cd del álbum, nos llamó especialmente la atención un divertido manifiesto que aparecía en alguna parte del mismo. Recuerdo que lo leí con curiosidad y con media sonrisa en la cara, divertido y a la vez totalmente de acuerdo con lo que leía...
He aquí un fragmento de aquel manifiesto de los tremendos Siniestro:
“Y que nadie se llame a engaño: la Alta Cultura es una
forma de prostitución como otra cualquiera. […] ¿No se arrastraban Mozart o
Beethoven cual gusanos por unas viles migajas del pastel palaciego? Además,
¿por qué tenemos que disfrutar con la música que escuchaba la aristocracia
centroeuropea del siglo XVIII mientras nuestros antepasados vivían en la
miseria, eran analfabetos y rara vez llegaban a los treinta?”
¡A la mierda con la Deutsche Grammophon!
Nuestros nietos más horteras
comprarán, con toda seguridad, el CD Adagio Stockhausen II en la Navidad del
2.049. Pero, ¿qué hicimos nosotros para conseguir montar este espectáculo
multifobia que es CULTURA POPULAR?
¡Nuestros labios están sellados y no pensamos hablar! (¿habrá sexo de por medio?)
¡Nuestros labios están sellados y no pensamos hablar! (¿habrá sexo de por medio?)
La música es la savia de la
comunidad y mantiene la fuerza de la resistencia. Y entendemos por comunidad a
todos aquellos que, donde quiera que estén, comprendan que la familia, el
municipio, el sindicato, son sustituíbles por el burdel, el barrio y la
barricada.
CULTURA POPULAR es, en la
práctica, auténtico quintacolumnismo musical. ¡No cantéis: el enemigo os
escucha! Pero, por la misma razón, estamos dispuestos a dejarnos sobornar y así
traicionar a cuanto purista se nos ponga por delante.” [1]
Pasadas unas cuantas primaveras, algunas
de las convicciones que teníamos respecto a aquel manifiesto han cambiado y
ahora nos encontramos en la complicada, casi esquizofrénica, tesitura de hacer una crítica de aquello
que decían nuestros admirados Siniestro y que por supuesto respaldaba nuestro “yo” de hace
17 años. Y es que aquí y ahora vamos a hablar positivamente de esa música que
“escuchaba la aristocracia centroeuropea del siglo XVIII” pero sin renunciar a
ese “quintacolumnismo musical” del que habla el manifiesto, porque defendemos
que todo ello es posible. Para tal fin, y alguna que otra cosa más, vamos a
aprovechar una invitación, la que hacía el maestro Leonard Bernstein en su
programa Young People´s Concerts.
La “invitación” de Leonard Bernstein nos llega a través de un libro que nos llamó la atención un día en una librería, adquiriéndolo satisfechos enseguida para poder devorarlo. Su traducción al catellano se titula El maestro invita a un concierto [2]. Nuestra
satisfacción aumentó cuando iniciamos su lectura y empezamos a descubrir que
había detrás de aquellas páginas impresas. Este libro es una recopilación de
algunos contenidos destacados, guiones televisivos adaptados para ser exactos, del programa
que Leonard Bernstein dirigía y
presentaba para la cadena norteamericana CBS, titulado Young People´s Concerts.
El editor del libro es Jack Gottlieb,
músico, compositor y mano derecha de Bernstein. El programa, que se emitió
entre 1958 y 1972, fue uno de los principales motivos por los cuales Bernstein
se hizo muy conocido en Estados Unidos [3],
fue un éxito y tuvo gran repercusión en la pedagogía musical del momento, estableciendo
un patrón para un formato de programa musical educativo que se ha imitado en
distintos paises, entre ellos España, aunque con puntos de vista pedagógicos diferentes, ¿recuerdan “El Conciertazo” dirigido por
el recientemente desaparecido Fernado Argenta [4]?
Fernando Argenta (primero por la izquierda), con Luis Santana y Cecilia Berganza |
Según el prólogo
de Jack Gottlieb: “Bernstein escribió y apareció como comentarista, pianista
solista y director en 53 conciertos diferentes concebidos para jóvenes (de
edades comprendidas entre los 8 y los 18 años). Las cualidades pedagógicas de
Bernstein y su viva personalidad pronto se hicieron populares en todo el país.
A través de los medios impresos y audiovisuales, contribuyó a la transformación
de toda una generación de estadounidenses, oyentes ocasionales de música, en
melómanos apasionados”[5]
Leonard Bernstein en 1973 |
Primer programa de Young People ´s Concerts titulado "¿Qué significa la música?"
Pero volvamos al
grano de este artículo, ¿dónde queremos llegar a parar?
Nuestra intención es elaborar un pequeño ensayo, en relación a la educación musical en las sociedades actuales en general y en la española en particular, que sirva de revulsivo y les incite a la reflexión sobre la conveniencia o no para una sociedad como la española de fomentar el conocimiento de la población en general, así como la labor profesional y la investigación, en torno a la música. Para ello partiremos de tres preguntas que se nos ocurren al contrastar la obra de Bernstein con el divertido manifiesto de Siniestro Total:
¿Qué papel tienen
los medios de comunicación de masas, en plena era de la revolución de las
telecomunicaciones, en la didáctica y la educación musical [7]?
¿Qué importancia
tiene está didáctica/educación musical respecto al conjunto de la sociedad?
¿Cómo ve una
sociedad la música a partir de la educación musical que recibe y viceversa, qué
papel juega la educación musical en la visión que de la música tiene una
sociedad determinada?
Vayamos por partes
y abordemos la primera de nuestras preguntas, ¿Qué papel tienen los medios de comunicación de masas en la didáctica y
la educación musicales de las sociedades actuales?
Para reflexionar sobre esto nos remitimos de nuevo a un ensayo, en este caso del filósofo riojano Gustavo Bueno. Se trata de Telebasura
y Democracia. En el libro Bueno analiza en profundidad el concepto “televisión basura”, aparecido a
finales de los años ochenta, y que pronto se contrajo en la palabra “telebasura” haciendo referencia el
término a un género, dentro de los diferentes géneros televisivos [8].
En relación a
esto Gustavo Bueno afirma que “Telebasura” es un concepto ambiguo que habitualmente se nombra genérica y
subjetivamente pero no se define concretamente, de manera que esto no conduce a
nada. Así Gustavo Bueno intenta concretar el concepto en primer lugar afirmando
que el término “basura” se ha utilizado en los últimos años en otros campos,
adquiriendo mayores dimensiones que su significado original (literatura
“basura”, música “basura”, contratos “basura”, ADN “basura”, materia “basura”…)
de manera que se ha hecho necesario abordarlo desde una perspectiva filosófica
y este abordaje filosófico, es el
principal cometido del libro, en el cual Bueno distingue entre dos tipos de
“telebasura” la “fabricada” y la “revelada” [9].
Las tesis de Bueno, aunque referidas a la televisión y la “telebasura”, nos hacen reflexionar sobre un aspecto básico, a saber, la “calidad” del material, de la información, recibidos a través de los mass media,
en países con sistemas “democráticos” [10] y la capacidad de cada individuo para evaluar y procesar este material.
Esto no es asunto baladí, si tenemos en cuenta la importancia que actualmente tiene la información que las sociedades reciben a través de los media, aumentada más aún, si cabe, con la irrupción de las "redes sociales", cuando alguien, llámese ciudadano, elemento social o como se quiera, acude a la televisión, internet, radio o cualquier otro medio para recibir información o contenidos musicales lo hace bajo un rango de libertad de elección indiscutible. Con esto no negamos que las emisiones, información, productos y todo aquello que a través de los mass media se ofrece no responda a unos intereses concretos, producto de la conveniencia de la cadena, emisora, partido político, propietario de la página web, hacker o quien sea que los ofrezca directa o indirectamente, pero también es evidente que la elección última, ante la gran cantidad de oferta [11], es del que ostenta el poder sobre el mando a distancia, la rueda del dial o el ratón del ordenador. Así pues cada uno elegirá, eso sí de “entre lo que haya”, los contenidos musicales, o de cualquier otro tipo, que desee ver, de manera que también en ocasiones, como en el caso de la televisión, la afluencia de público hacia uno u otro contenido, es decir la “audiencia” o rating, determinará la permanencia o no de ese producto en la parrilla de programación.
Esto no es asunto baladí, si tenemos en cuenta la importancia que actualmente tiene la información que las sociedades reciben a través de los media, aumentada más aún, si cabe, con la irrupción de las "redes sociales", cuando alguien, llámese ciudadano, elemento social o como se quiera, acude a la televisión, internet, radio o cualquier otro medio para recibir información o contenidos musicales lo hace bajo un rango de libertad de elección indiscutible. Con esto no negamos que las emisiones, información, productos y todo aquello que a través de los mass media se ofrece no responda a unos intereses concretos, producto de la conveniencia de la cadena, emisora, partido político, propietario de la página web, hacker o quien sea que los ofrezca directa o indirectamente, pero también es evidente que la elección última, ante la gran cantidad de oferta [11], es del que ostenta el poder sobre el mando a distancia, la rueda del dial o el ratón del ordenador. Así pues cada uno elegirá, eso sí de “entre lo que haya”, los contenidos musicales, o de cualquier otro tipo, que desee ver, de manera que también en ocasiones, como en el caso de la televisión, la afluencia de público hacia uno u otro contenido, es decir la “audiencia” o rating, determinará la permanencia o no de ese producto en la parrilla de programación.
Así barajamos ya dos
elementos básicos respecto a la importancia de los mass media y las nuevas tecnologías en la educación/didáctica musical en las sociedades
actuales: la importancia de la elección
del receptor, como elemento autónomo pero también con evidentes condicionantes
externos que supondrán un handicap, en mayor o menor medida a su autonomía y, en segundo
lugar, la “calidad” de la información/producto recibidos en relación con la capacidad del receptor para evaluar esta calidad y procesar el material correctamente.
Para entendernos
mejor pongamos un caso práctico. Cuando alguien que quiere, por ejemplo, aprender a tocar un
instrumento de manera autodidacta visiona “tutoriales” o videos por Youtube está recibiendo información, que puede ser didáctica y
educar musicalmente a través de
internet. Pero también, por ejemplo, podría ser de dudosa calidad y nada didáctica e inducir a mala práctica técnica respecto a lo que se desea aprender. La criba correspondiente a la elección de está información la efectuará el individuo interesado, eligiendo en última instancia lo que considere, pero
muy probablemente esta elección también estará condicionada por factores externos y todo ello ante un amplio surtido de materiales de diferentes calidades, que pueden ir de óptimas a pésimas, entre los cuales elegir. Por otra parte los criterios de “calidad” de lo que se puede elegir
confrontados con la capacidad para juzgar esta “calidad” pueden ser muy
variables.
Vayamos ahora a nuestra segunda
pregunta. ¿Qué importancia tiene está
didáctica/educación musical respecto al conjunto de la sociedad?
¿Y toda esta
parrafada aplicada a la didáctica/educación musical qué vendría a decir?
Pues ni más ni menos que la educación musical es muy importante, como mínimo, para aquellas personas que tengan un especial interés en la música a cualquier nivel. Esto será indiscutible para músicos profesionales, amateurs y melómanos en general, pero ¿y el resto de los integrantes de una sociedad? Pues evidentemente ante la vastedad de “campos del saber” que existen, además de la música, cada uno establecerá sus prioridades según sus criterios pero es indiscutible que una buena base de conocimientos sobre música en general (práctica y recepción musical, historia y actualidad de la música, nociones de interpretación musical instrumental o cantada, notación, teoría, armonía, etcétera) y unos buenos criterios para aplicar estos conocimientos proporcionarán normalmente, cuanto más ricos sean, unas más óptimas condiciones para abordar cualquier acontecimiento musical de la naturaleza que fuere de manera crítica, además de aumentar las posibilidades, si se considera conveniente, de fruición del individuo sobre dichos acontecimientos musicales.
Pues ni más ni menos que la educación musical es muy importante, como mínimo, para aquellas personas que tengan un especial interés en la música a cualquier nivel. Esto será indiscutible para músicos profesionales, amateurs y melómanos en general, pero ¿y el resto de los integrantes de una sociedad? Pues evidentemente ante la vastedad de “campos del saber” que existen, además de la música, cada uno establecerá sus prioridades según sus criterios pero es indiscutible que una buena base de conocimientos sobre música en general (práctica y recepción musical, historia y actualidad de la música, nociones de interpretación musical instrumental o cantada, notación, teoría, armonía, etcétera) y unos buenos criterios para aplicar estos conocimientos proporcionarán normalmente, cuanto más ricos sean, unas más óptimas condiciones para abordar cualquier acontecimiento musical de la naturaleza que fuere de manera crítica, además de aumentar las posibilidades, si se considera conveniente, de fruición del individuo sobre dichos acontecimientos musicales.
Y así llegamos a
la tercera y última de nuestras preguntas, ¿Cómo
ve una sociedad la música a partir de la educación musical que recibe y
viceversa, qué papel juega la educación musical en la visión que de la música
tiene una sociedad determinada?
Piotr Llic Chaikovski |
“Es rusa porque contiene una canción folclórica rusa, una antigua melodía que todos los rusos conocen y que han cantado desde la infancia. Se titula El pequeño Abedul […].
Chaikovski usó ampliamente esta melodía en
su Cuarta Sinfonía, y ésta es la base
de esa sinfonía. Suena a rusa.
Hasta aquí habéis visto que cuando este
tipo de música se toca en el país del que procede, todas las personas que lo
escuchan sienten que les pertenece, y que ellos pertenecen a ella, es su música. En la mayoría de los países
las personas han cantado las mismas breves melodías a lo largo de cientos de
años, y por eso les pertenecen. Las han heredado de sus antepasados, los cuales
a su vez las tomaron de sus
antepasados. Por eso cuando los rusos escuchan una sinfonía de Chaikovski, la
sienten como algo suyo más que, por ejemplo, un francés, o que nosotros.”[14]
Como, en cierta
manera, podemos deducir de las palabras de Bernstein, la “educación musical” no
deriva sólo de lo que se enseña en los conservatorios y las escuelas, más bien es una amalgama de
influencias que cada cual recibe según el lugar o lugares donde se desarrolla
su vida, las posibles enseñanzas en materia de música que se hayan recibido de
terceros a nivel académico o no académico y aquello que cada uno aprende y experimenta por si mismo y a
través de los recursos de que disponga. Evidentemente, en pleno siglo XXI estos
recursos son mucho más abundantes que en otras épocas, al menos en lo que se refiere a tecnología y en los
países en los que la población, o parte de ella, cuenta
con una renta suficiente para permitírselos. La revolución tecnológica y
audiovisual producida especialmente después de la Segunda Guerra Mundial ha
hecho posible que la llegada de información y los medios tecnológicos para
“hacer música” , disfrutar, o padecer, de ella sean mucho más efectivos.
¿Pero qué podemos
decir respecto a cada sociedad por sí misma, por ejemplo si hablamos de "naciones", puesto que a pesar de la pretendida "globalización" siguen siendo en la actualidad la principal base de organización política de las sociedades humanas, en cuanto a las relaciones
internas de sus miembros entre sí y respecto a otras sociedades o naciones? Vamos a hablar
un poco del caso que nos afecta más de cerca y más nos interesa, la sociedad española. Veamos lo
que dice de ello otro de nuestros protagonistas, Julián Hernández, miembro
fundador de Siniestro Total, cuando le preguntan si en Estados Unidos de América la música
se “vive” igual que en España:
“Aquí la música es una excepción y allí es
cotidiana. Tú vas a un bar y hay unos tíos tocando. Aquí no, es una excepción,
«vas a un concierto», allí vas a tomar unas cervezas y está Magic Slim tocando,
que eso me ha pasado. «¡Magic Slim, no jodas!»”[15].
Parece que el conjunto de costumbres y usos que una sociedad hace de la música en general y de su música en concreto afectan
notablemente a la educación musical de los miembros de esa sociedad. No
entraremos a discutir a fondo las palabras de Julián Hernández pero está claro
que cuando dice que en Estados Unidos la música “es cotidiana”, mientras aquí,
en España, “es una excepción” se está refiriendo a la relación de los miembros
de esas dos sociedades, como sujetos, frente a la música como objeto. Y los adjetivos que afectan a esos sujetos son claramente diferentes, "cotidianidad" frente a "excepción". Si damos
por buena la respuesta de Julián Hernández y tenemos en cuenta el papel que en la música de los últimos 60 o 70 años ha jugado Estados Unidos frente a España, o frente a cualquier otra nación, pues parece más que evidente que existe una relación causa efecto entre educación/música y viceversa. Esa "cotidianidad" del objeto "música", producto a su vez de la educación musical de un pueblo, el norteamericano, caracterizada precisamente por la fusión de influencias de muchos pueblos, ha influido en sus ciudadanos directamente, en la evolución de su misma educación musical. Pero aún diríamos más, en este caso no sólo en los ciudadanos norteamericanos sino, nos atreveríamos a decir, que en la educación musical de los ciudadanos del resto del mundo, dado el peso específico que los Estados Unidos han tenido, no sólo en la música, sino en la historia misma de la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad como una de las naciones más "poderosas" del mundo. Sólo hay que pensar en el fenómeno que ha supuesto para la música internacional el nacimiento del rock, producto originariamente norteamericano, que ha revolucionado durante años los patrones de consumo y producción de música popular. Pero, volviendo a nuestro planteamiento, la “pregunta del millón” sería por
tanto ¿Qué factores o variables determinarían que en la sociedad norteamericana
la música sea “cotidiana” y en España “una excepción”?
Desgraciadamente, de momento nosotros no conocemos a fondo, contrastadamente, la actitud
de las sociedades americana y española frente a la música más que para lanzar
meras hipótesis. Sería muy interesante una investigación o investigaciones, desde la perspectiva de la sociología de la música, en torno a este tipo de temas. Mientras tanto seguimos indagando y cambiamos de "tercio". Vamos a ver lo que decían algunos jóvenes
y prometedores músicos españoles como la violinista Laura Delgado Casado o el
violista Javier Navidad de Castro, entrevistados por periodistas cuando fueron preguntados respecto a la
valoración de los músicos en España:
Laura Delgado: “No se valora a los músicos
como a otros profesionales. En otros países de Europa sí, están mejor pagado,
se les cuida más, y también, claro, hay más nivel”[16].
Javier Navidad: “Es una cuestión de
mentalidad. En España, menos del 5% de los estudiantes eligen la música como
complemento a sus estudios o como salida profesional. Aquí, puedes elegir música
en el instituto pero siempre como algo muy genérico, sin la opción de aprender
a tocar un instrumento. En Bélgica, cerca del 50% se apuntan al conservatorio
al acabar sus clases. Además, la música tiene una gran ventaja a la hora de
desplazarte a otros países ya que es un lenguaje universal que te permite
trabajar en cualquier parte. De todas formas, tienes que ser muy bueno porque
hay mucha competencia y trabajar muy duro”[17].
Sea como sea,
parece que profesionales, o futuros profesionales de la música en diversos
ámbitos, no se muestran muy satisfechos con la “mentalidad” respecto a la
música y los músicos de la sociedad española. Y aquí nuevamente nos surge una pregunta. Aunque evidentemente existirán muchas excepciones, y si, como
decía Julián Hernández, aquí la música es una “excepción” a lo cotidiano, valga
la redundancia, ¿de qué manera influirá
la educación musical de la sociedad española, en general, en esta "mentalidad" de la sociedad española respecto a la música?
En Conclusión:
En este artículo
no hemos pretendido dictar sentencia alguna, ni mucho menos afirmar que la sociedad de un país sea mejor o peor que la de otro en ningún sentido, sino más bien incitarles a la
reflexión respecto a la visión de la música por parte de una sociedad
determinada. Nos hemos referido a la española en concreto, comparándola con la norteamericana, porque es la nuestra y la que realmente más nos interesa, pero creemos que estas ideas podrían servir a cualquier miembro de cualquier sociedad. Empezábamos aludiendo al trabajo de Leonard Bernstein y a un
manifiesto políticamente incorrecto de los Siniestro Total que incitaba al
“quintacolumnismo” musical. Nosotros reivindicamos este “quintacolumnismo” a
nuestra manera, como una forma de activismo que reivindica el conocimiento y la profundización en la música, o en cualquier otro campo, frente al conformismo y la "ignorancia voluntaria". Elogiamos el trabajo de personas como Leonard Bernstein o Fernando
Argenta por su intención didáctica y educacional y también por su buen hacer
intentando aproximar estilos y conceptos de la música, para nosotros mal llamada, “culta” o
“clásica”, al público en general. Evidentemente esta labor didáctica, en el campo musical que sea, no estará exenta a su vez de la pertinente crítica si es necesaria, pero esta es, a nuestro juicio, precisamente la dialéctica que nos hará avanzar en el conocimiento. Por otro lado no hay que olvidar los aspectos sociales
y políticos que han hecho que la música, en todos sus ámbitos y estilos, tenga
la evolución que ha tenido a lo largo de la historia. Claro que es importante
saber si Mozart o Beethoven buscaban o no las “migajas del pastel palaciego” y
por qué, como lo es conocer por qué fueron geniales como músicos y saber
apreciarlo. La música es un arte que ha evolucionado a lo largo de su historia para llegar a entenderse tal y como se entiende hoy en día y sería negar la verdad rechazar la importancia de conceptos como tonalidad, modalidad, clasicismo, etcétera. El conocimiento de estos términos y la música asociada a ellos es tan importante para el aficionado o el profesional de la música, y en general para todos los que tengan interés en este arte, como conocer como han evolucionado también en
todos sus aspectos la gran cantidad de músicos, estilos y variantes que han
determinado los estilos musicales que engloban las llamadas música “popular”, "de vanguardia", "electrónica", "pop", “folclórica”, etcétera. Disciplinas como la etnomusicología, la sociología y la historia de la música o campos de estudio como la armonía, el contrapunto, la improvisación, el lenguaje musical o libros como El Maestro Invita a un
Concierto nos ayudan, ya sea a nivel especializado o divulgativo, a entender mucho mejor la música y poder disfrutar de ella en toda su plenitud sin dejar de ser críticos. No es
hortera escuchar las obras de Stockhausen, músico de vanguardia y uno de los pioneros en la investigación de la electrónica en la música, como tampoco lo es escuchar a The
Beatles, a Sepultura, o una albada española. El conocimiento es la mejor arma contra el oscurantismo,
su mejor antídoto y esto también sirve para el caso de la música. Una generación de
melómanos no puede equivocarse, ¡música maestro!
Uncle Swing
[1] El manifiesto se puede
leer al completo en la página web de Siniestro Total: http://siniestro.com/historia/disco/cultura-popular/
[consultado el 13-2-2014].
[2] Leonard Bernstein, El maestro invita a un concierto,
Madrid, Siruela, 2011. Aparte de ser conocido por el programa, Bernstein fue un
incansable compositor y director, autor de obras orquestales, de cámara, para
piano, de música vocal, para iglesia y sinagoga, obras para teatro y cine,
etcétera. Algunas de sus composiciones son muy conocidas por el “gran público”,
como la banda sonora de la película “West Side Story”. Fue, probablemente, durante muchos años el
director de orquesta más conocido de Estados Unidos al permanecer como director titular de la Orquesta Filarmónica
de Nueva York entre 1958 y 1969 y haber dirigido ocasionalmente a algunas de
las orquestas más prestigiosas del mundo. Sin duda un firme candidato a un
próximo artículo sobre su persona en Sibarismusic.
[3] Algunos programas durante
los 14 años que duró la emisión fueron presentados por otros músicos o
personajes famosos cono Aaron Copland, Dean Dixon, Yehudi Menuhin, Peter
Ustinov o Dean Wilson Thomas, pero fue Berstein el director más popular
[4] Martin Ferrand, M., “El
conciertazo” en ABC, 26-8-2002, consultado en la Hemeroteca digital de ABC: http://www.abc.es/hemeroteca/historico-26-08-2002/Comunicacion/el-conciertazo_123991.html
[consultado el 14-2-2014]. Fernando Argenta también fue director del programa
de Radio Nacional de España Clásicos
Populares, a través del cual, en un formato abierto a todo tipo de oyentes
realizó una enorme labor divulgativa de la llamada música “clásica” en España.
[5] Leonard Bernstein, El maestro invita a un concierto,
Madrid, Siruela, 2011. pág., 13.
[6] Les adjuntamos algunos
videos de Youtube donde pueden ver algunos de los programas originales de Yong people´s concerts. También existe
una edición comercial que recopila algunos de los principales programas de
Bernstein.Véase la página oficial de Leonard Bernstein: http://www.leonardbernstein.com/ypc.htm
[7] El diccionario de la Real Academia Española da diferentes acepciones de la palabra educar, nosotros, para lo que aquí nos interesa, nos quedamos con la segunda, "desarrollar o perfeccionar las cualidades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, etc" http://lema.rae.es/drae/srv/search?val=educar. En lo que respecta a didáctica nos quedamos con la acepción que la define como lo "propio o adecuado para enseñar o instruir" http://buscon.rae.es/drae/srv/search?val=did%E1cticas [consultadas ambas el 25 de febrero de 2014].
[8]
Gustavo Bueno Telebasura y Democracia,
Madrid, Punto de Lectura, 2002.
[9] Una distinción imprescindible para él a efectos de poder hacer una
crítica útil de lo que se denomina “telebasura”:
Telebasura fabricada a la que corresponderían
aquellos programas televisivos en general fabricados explícitamente con
contenidos de “mala calidad”, por las circunstancias que sean, con ciertos
fines políticos, publicitarios, etcétera. Sería el caso de Gran Hermano,
Operación Triunfo, etcétera.
Telebasura revelada o desvelada, que sería la televisión basura “no porque esté fabricada
como tal sino porque la realidad que ella ofrece es “basura”, por ejemplo una
cámara de un reportero que nos mostrara las miserias de un barrio urbano, un
lugar muy pobre o con una situación inestable, con hacinamiento, ratas, mugre…
Es decir en el caso de la “basura desvelada” la basura está en la misma
realidad que muestra la televisión y no en la televisión en si misma. La
pantalla de televisión supondrá una especie de “telescopio” o “microscopio”
para la observación social.
[10] En este artículo nos
referimos principalmente a aquellas sociedades o países cuyos regímenes
políticos son de tipo democrático porque, evidentemente, en otro tipo de
regímenes no son aplicables los mismos criterios de análisis que aquí
utilizamos.
[11] No entramos aquí en la
“calidad” de esta oferta pero si en la variedad. Si hablamos por ejemplo de
televisión pensemos en la cantidad de de canales, plataformas digitales,
etcétera. Comparemos por ejemplo con la televisión en España durante los años
del régimen franquista en los que existían básicamente dos canales, ambos
controlados por el Estado, la “Primera Cadena” y la “UHF”.
[12] Evidentemente no queremos caer en el relativismo y afianzamos nuestra
definición de “conocimiento” con la definición del diccionario de la Real
Academia Española en su primera acepción, “acción y efecto de conocer”, donde
conocer, derivado de la palabra latina cognoscere
sería “Averiguar
por el ejercicio de las facultades intelectuales la naturaleza, cualidades y
relaciones de las cosas”. Véase: http://lema.rae.es/drae/srv/search?key=conocimiento
y http://lema.rae.es/drae/srv/search?key=conocer
[consultados el 18 de febrero de 2014].
[13] Leonard Bernstein, El maestro invita a un concierto,
Madrid, Siruela, 2011, pp., 57-72.
[14] Leonard Bernstein, El maestro invita a un concierto…, p.
60.
[15] Recio, Manuel: “Julián
Hernández. La gente odia más a la SGAE que a los bancos” en Jot Down. Contemporary Cultura Mag,
¿Octubre de 2013?, http://www.jotdown.es/2013/10/julian-hernandez-la-gente-odia-mas-a-la-sgae-que-a-los-bancos/
[consultado 20 de febrero de 2014].
[16] Calvo, Judit: “Entrevista
a Laura Delgado Casado. En España no se valora a los músicos como a otros
profesionales” en laopinióndezamora.es : http://www.laopiniondezamora.es/zamora/2011/06/06/espana-valora-musicos-profesionales/522999.html
[consultado el 20 de febrero de 2014].
[17] Casalini, C.: “Entrevista
a Javier Navidad de Castro. En España no se valora a los músicos” en
PERSONIXXI.com 29 de febrero de 2012, http://www.personxxi.com/index.php/gente-y-cultura/273-qen-espana-no-se-valora-a-los-musicosq.html
[consultado el 20 de febrero de 2014].
Fuentes:
Leonard Bernstein, El maestro invita a un concierto, Madrid, Siruela, 2011.
C. Casalini: “Entrevista a Javier Navidad de Castro. En España no se valora a los músicos” en PERSONIXXI.com 29 de febrero de 2012
Judit Calvo: “Entrevista a Laura Delgado Casado. En España no se valora a los músicos como a otros profesionales” en laopinióndezamora.es : http://www.laopiniondezamora.es/zamora/2011/06/06/espana-valora-musicos-profesionales/522999.html [consultado el 20 de febrero de 2014].
Gustavo Bueno Telebasura y Democracia, Madrid, Punto de Lectura, 2002.
Recio, Manuel: “Julián Hernández. La gente odia más a la SGAE que a los bancos” en Jot Down. Contemporary Cultura Mag, ¿Octubre de 2013?, http://www.jotdown.es/2013/10/julian-hernandez-la-gente-odia-mas-a-la-sgae-que-a-los-bancos/ [consultado 20 de febrero de 2014].
Fotos:
Wikimedia Commons.
Colección particular del autor.
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